Exposición Al encuentro de los Titanes: Dinosaurios en Castilla y León

De alguna manera la existencia de la especie humana está unida a la vida y muerte de los Dinosaurios: especies de primates, lejanos antepasados nuestros vivieron cuando los Dinosaurios formaban el grupo dominante en los ecosistemas terrestres hace más de 65 millones de años (Era Mesozoica). Y fue precisamente la extinción de estos “saurios terribles” lo que abrió la puerta a la diversificación y expansión de muchos grupos de mamíferos, entre ellos, los homínidos. Y de alguna otra manera nuestra existencia actual sigue unida a la de los Dinosaurios a través de sus descendientes directos: las aves.

Somos conscientes de la existencia de los Dinosaurios desde el siglo XIX, cuando se sucedieron hallazgos de huesos fosilizados de gran tamaño, que se identificaron con nombres no escuchados nunca antes: Iguanodon, Megalosaurus o Hylaeosaurus. Richard Owen introdujo en 1842 el término “Dinosaurios” para estos fósiles, y propuso las primeras reconstrucciones de estos animales en vida. Desde entonces los descubrimientos han sido innumerables y los conocimientos acumulados nos permiten tener una visión satisfactoria de la anatomía, biología, comportamiento y diversidad de los Dinosaurios. Aún así se estima que sólo hemos hallado una pequeña parte de las especies que existieron, y persisten muchas incógnitas sobre su paso por la Tierra.

Los Dinosaurios se extendieron por todo el planeta, con preferencia por zonas de climas cálidos y húmedos, pero también por regiones desérticas y polares. La Península Ibérica es un lugar privilegiado para investigar sobre Dinosaurios; Castilla y León posee restos abundantes y diversos atribuidos a Dinosaurios, tanto de huesos como de huevos y pisadas fosilizadas. Burgos, Soria, Segovia y Palencia son las 4 provincias de nuestra Comunidad Autónoma con restos fósiles de dinosaurios; algunos de ellos se exponen ahora al público por primera vez.

Existieron Dinosaurios de formas y tamaños muy diversos, pero precisamente son las dimensiones de muchos de ellos su característica más peculiar. Los Dinosaurios Saurópodos fueron los titanes por excelencia: algunos superaron los 30 metros de longitud o alcanzaron las 100 toneladas de peso. Aunque su época dorada fue el Jurásico (200 a 144 millones de años atrás), durante el período posterior, el Cretácico, existieron varios grupos exitosos. Como ejemplos, el Titanosauriforme de El Oterillo II (en Burgos), cuyas vértebras de la cola, costillas y huesos del hombro asombran por su tamaño; el rebaquisáurido aparecido en Burgos (el primero en Europa), o el dinosaurio al que pertenece un fémur hallado en Tera (Soria).

Otros dinosaurios fitófagos o comedores de plantas, tuvieron tamaños menores, como los abundantes Iguanodóntidos cuyo dedo pulgar era un fuerte espolón. De tamaño medio fue el camptosáurido descubierto recientemente en Palencia. Y bastante más pequeños fueron los Hipsilofodóntidos y Dryosáuridos, ágiles y veloces, de los cuales se preserva en Burgos una de las colecciones europeas más completas de estos dinosaurios.

Esos dinosaurios vegetarianos sufrieron una fuerte presión selectiva por parte de dinosaurios carnívoros, lo que favoreció en ambos el desarrollo de estructuras anatómicas especializadas: garras y colmillos ofensivos frente a espinas, placas y espolones defensivos. Las conductas también ayudaron en ese duelo, tales como la carrera, el acecho, las manadas, los grupos de caza, etc. Los Alosáuridos resumen en su anatomía las capacidades de los grandes depredadores; hallazgos recientes en España sugieren que los alosáuridos poblaron Europa en el Cretácico inicial.

Un eslabón importante en las cadenas alimentarias de la Era Mesozoica es la vegetación, abundante y diversificada en el período Cretácico. A ello contribuyó un clima cálido con 2 estaciones, húmeda y seca. Hay fósiles de troncos, tallos, hojas, piñas y esporas pertenecientes a Coníferas, Cycas. helechos arbóreos y herbáceos. Unos alimentos atractivos para los dinosaurios fitófagos, que no tendían a seleccionar en su dieta tipos de plantas o las partes de éstas.

Existe otro tipo de fósil especialmente admirable pues conserva momentos de la vida de los dinosaurios: la icnita o fósil indirecto. Los huevos, puestas y nidos forman parte del escenario reproductor de los dinosaurios. Suelen ser fósiles muy frágiles, muchos de ellos procedentes de los tiempos cercanos a la extinción de finales del Cretácico (hace 65 millones de años). Por su parte las huellas de las pisadas son un fragmento de vida congelada en el tiempo, que nos hablan de cómo eran, cómo se desplazaban y cómo se comportaban los dinosaurios. Los yacimientos de huellas de Soria y Burgos aspiran a convertirse en Patrimonio Mundial. 

En esta exposición volvemos la vista hacia nuestro pasado, cuando climas, paisajes y seres vivos eran diferentes a los que hoy identifican Castilla y León. Un mundo desaparecido, pero cuyos ecos nos asombran y nos animan a preguntarnos por la frágil permanencia de las especies a lo largo del tiempo, y por nuestra propia presencia en la Tierra.

CONTENIDO DE LA EXPOSICIÓN.

Fósiles

Ornitópodos: Iguanodóntidos, Hipsilofodóntidos, Dryosáuridos, Rhabdodóntidos.

Tireóforos: Nodosáuridos, Polacanthus.Estegosáuridos

Saurópodos: Titanosauriformes, Rebaquisáuridos.

Terópodos: Espinosáuridos, Dromeosáuridos.

Cáscaras y puestas de huevos megaoolítidos.

Plantas:

Coníferas, Benetitales o cycas, filicales o helechos.

Réplicas

-          Esqueleto de Camarasaurus.

-          Esqueleto de Hypsilophodon.

-          Esqueleto de Deinonychus.

-          Esqueleto de Camptosaurus.

-          Esqueleto de Anhanguera santanae (pterosaurio).

-          Estatua de Allosaurus.

-          Cabeza de Tyrannosaurus rex.

-          Rastro de Iguanodóntido de Regumiel de la Sierra (Burgos).