Ruta Circos y Lagunas de Neila
Información de Enrique del Rivero
La sierra de Neila es un pequeño conjunto montañoso, situado en el extremo sureste de la provincia de Burgos, que se levanta entre los altivos picos de Urbión y la extensa sierra de La Demanda. Su accidentada orografía de crestas y cantiles jurásicos, cubierta en su mayor parte por centenarios bosques de pino albar, aparece presidida por un espectacular rosario de lagunas de origen glaciar que se desgranan a los pies del Campiña. Junto al control de entrada de la carretera que asciende hasta la laguna Negra hay que tomar la pista que hacia la derecha conduce, tras superar otra cancela, al refugio de la laguna de la Cascada. Para iniciar la ruta a pie se debe retroceder unos metros por la pista que bordea la laguna, que queda a la derecha del caminante, y alcanzar el camino que nace, también a la derecha, a la altura del cartel de señalización del coto de pesca de truchas. La laguna de la Cascada es la de más baja cota, 1.690 metros, de todo el conjunto lagunar de Neila. Su origen, como el de todas las demás, hay que buscarlo en la erosión glaciar que sufrieron estas montañas durante la última glaciación: la Würm. Hace poco más de 10.000 años las grandes masas de hielo, los glaciares, que cubrían casi todas las cumbres del Sistema Ibérico, dejaron a su paso, sobre las duras rocas jurásicas que forman la sierra de Neila, las típicas huellas de la acción del glaciarismo cuaternario: circos, lenguas incipientes y depósitos morrénicos. Al retirarse lo hielos se formaron las lagunas. Una actuación en los años sesenta alteró, de forma no muy afortunada, la estructura natural de todas estas lagunas burgalesas. Tras unos metros por el camino y al llegar a un gran bloque de piedra se localiza, a mano izquierda, la estrecha y empinada vereda que asciende hacia la cima del escarpado circo que rodea la laguna de la Cascada. El sendero serpentea por un espeso bosque de pino albar, único árbol que resiste la duras condiciones ambientales y de altitud que reinan en la zona. Algunos pinos presentan un porte verdaderamente excepcional con más de 30 metros de altura y un bello ramaje retorcido por el viento y las heladas. Al ir ganando altura el sendero permite acceder hasta la misma base de las cascadas que dan nombre a la laguna. En menos de media hora se alcanza la cornisa rocosa que preside el cerrado circo en el que se ubica la laguna. Un poco más arriba es fácil localizar la pista de tierra que bordea la llamada laguna Corta. Tomando esta pista hacia la izquierda enseguida se alcanza un gran refugio abandonado en cuyas traseras hay que buscar la loma por la que continúa la ruta. Rápidamente se localiza entre los pinos el sendero que asciende hacia el Campiña. Brezos, piornos y enebros rastreos forman el sotobosque de un pinar que cada vez se hace más escaso debido a que está a punto de alcanzar su límite, unos 2.000 metros, de altitud. En los claros del bosque se pueden encontrar multitud de flores de alta montaña: azucena silvestre, carrasquilla azul, calzones de cuquillo, doradilla, pie de león, tablero de damas, aguileña, orquídeas y dedalera. También son frecuentes los pequeños pájaros entre los que destacan el escaso agateador norteño, el acentor alpino y el verderón serrano. Al ir ascendiendo y desde la loma se divisan otros dos conjuntos lagunares. A la izquierda quedan las de las Pardillas, Patos y Brava y a la derecha, presididas por el gran circo glaciar del Campiña, las lagunas Negra, Larga y Corta. Muy pronto y con facilidad se alcanza, tras ascender por una zona de pastizales de alta montaña, la cima del Campiña. Con sus 2.049 metros esta montaña, llamada por los lugareños Mojón Muelle, es la más elevada de toda la sierra de Neila y desde su cumbre se domina en toda su amplitud la escalonada serie de circos, arcos morrénicos y pequeñas lagunas que se formaron al retirarse los hielos. También es posible contemplar todos los perfiles de las cumbres de la Demanda, Urbión, Cameros y Cebollera. En invierno, si el día está claro, se llegan a divisar los Picos de Europa, el Sistema Central y, aunque parezca sorprendente, los Pirineos. Hay que continuar caminando por el borde del precipicio perimetral de la laguna Negra y continuar por la línea de cumbres hacia el nuevo circo glaciar de la laguna de la Tejera y el morro del Zolorro. Después de pasar por un gran hito de piedras que se corresponde con el llamado Alto de la Campiña es sencillo localizar, 268 metros por debajo del caminante, la laguna de la Tejera. Situada en el centro de un espectacular circo de escarpadas paredes y con grandes bloques de roca desprendidos, es la única de las lagunas del recorrido que vierte sus aguas a la cuenca hidrográfica del Duero. Todas las demás aportan su caudal a la cuenca del Ebro a través del río Paúl Grande. El sendero prosigue hacia la línea de cumbres atravesando unos bien conservados pastizales y cevurnales. En esta zona de la sierra de Neila llama la atención la abundancia de insectos y entre todos destaca una rara, bella y protegida mariposa: la Parnassius apollo. Desde el morro del Zolorro se contempla una impresionante vista de todo el valle de Valdelaguna —formado por el río que nace en la laguna de la Tejera— cubierto de extensos bosques de pinos, hayas, robles y acebos. En tan privilegiado entorno medioambiental vive una variada fauna entre la que sobresalen el lobo y un minúsculo mamífero acuático, el desmán de los Pirineos. Corzo, ciervo, jabalí, nutria, tejón, águila y búho real y el escaso pito negro completan el interesante panorama faunístico. Para emprender el regreso existen dos opciones. La primera y más sencilla es retroceder de nuevo por la línea de cumbres hasta alcanzar el collado que separa los circos de la Tejera y del Alto de la Campiña —no confundir con el Campiña— del circo de la laguna Negra. Por la cumbre de este collado discurre un sendero que enseguida inicia el vertiginoso descenso hacia el circo y la laguna de la Cascada. La otra alternativa es descender desde el Zolorro, atravesando con precaución una zona de grandes bloque desprendidos, hacia el borde del circo de la laguna de la Tejera. Caminando en todo momento por el límite del abismo —las vistas son indescriptibles— es fácil alcanzar un nuevo cortado y el lecho seco de una desaparecida laguna. En los pequeños arroyos que atraviesan el fondo de la hoya encuentran refugio unas cuantas y raras especies de anfibios de montaña: rana verde, tritón alpestre, tritón palmeado y rana bermeja. Justo antes de que el cortado comience a hacerse más encrespado hay que desviarse hacia la derecha, y tras cruzar la antigua laguna, tomar el sendero que asciende por el collado que cierra el horizonte. De nuevo entre los pinos es sencillo alcanzar la cumbre desde la que ya se divisa la laguna de la Cascada y su refugio. El descenso hacia el lugar en donde se inicio el recorrido permite internarse en un denso bosque de pinos entre los que sobresalen unos ejemplares auténticamente descomunales. En el pinar crecen arándanos, frambuesas y unos exquisitos y muy buscados hongos: los boletus edulis. También tiene un alto interés ecológico el umbrío hayedo que crece en la misma base del circo glacial. DATOS ÚTILES Época recomendable: Primavera, verano y otoño. Dificultad: alta. Distancia y tiempo: 14 kilómetros y seis horas. Interés: Relieve glaciar, fauna y flora de montaña. Mapa topográfico 1:25.000: nº.: 278-III Laguna Negra. |
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CÓMO LLEGAR | ||||||||
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